Poigrós y sus batas blancas, el 3er round me parece la
vencida. Mis semillas sin carne: lacto- ovo – vegetarianismo aprobado. Tal vez,
un poco tarde pero no demasiado, parece que la morbosidad de la gente es en la
lucha de la historia: las medias tintas dan pie al bostezo. Si el dignatario no
es un zafarrancho de ley, el Marty Sue debería pudrirse. Pero calificada con sobrepeso de grado 2, me cuesta sentir que
empiezo en la mitad del camino de los demás. Si creés que no está tan “mal” y
hacen falta mujeres con masa, el colectivo nos cambia de ramal. Me quedo con
los otros. Me quedo con los que entiendan que no me es normal pasar de un 44 a
un 52 en el lapso de 3 años. Me quedo con los que conciban que la amplitud de
muslos no sea un problema visual, sino una loma de burro con calzas y fajas
para ser funcional. Me quedo con los que reconozcan al hábito de comer como el
más difícil de corregir: hay un plato nuevo siempre. Me quedo con los que no
quieren estar a un bocado del hospital.
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